El regalo del Registro Civil a los Registradores Mercantiles se hace sin el necesario consenso profesional, político y social que exigiría una medida de este calado.


Para conseguir su objetivo y salvar su imagen, Gallardón no ha dudado en fomentar la división dentro del propio Colegio de Registradores, único órgano legitimado que actuaba en esta cuestión bajo mandato de la Asamblea General de Zaragoza que rechazó el proyecto de Gallardón por una aplastante mayoría. 

Desde ese momento Gallardón se dirigió a sus partidarios dentro del Colegio Oficial encarnados en la figura de algunos Registradores Mercantiles dirigidos por el Director General de Registros y del Notariado que, curiosamente, es Registrador Mercantil. 

El resultado final, quizá es lo que algunos buscan, va a ser la división del Colegio de Registradores en dos, quedando uno para el nuevo Cuerpo de Registradores civiles y mercantiles con apenas un centenar de miembros y otro con los Registradores de la Propiedad. Eso sí que es racionalizar el gasto. 

Que Gallardón tenga alergia aguda a los mecanismos de representación no es nuevo. En todo este proceso el peor Ministro de Justicia de la historia en España, ha despreciado olímpicamente la preparación, formación, experiencia y potencial de los funcionarios de Justicia como gestores del Registro civil y, de paso, insultado a la dignidad profesional de miles de funcionarios de Justicia con cuyos representantes se ha negado a debatir las propuestas alternativas de Registro civil. 

En cuanto a la creación de la Corporación pública, CSIF denuncia la incoherencia de este Gobierno que por un lado se jacta de suprimir entes y corporaciones inútiles y, por otro, se dedica a crear otras igualmente inútiles, porque para el Registro civil hay alternativas que no precisan de ello, para favorecer a sus leales. 

Pero es que, además, las cuentas no salen. Y por eso volvemos a decir que Gallardón miente. 

Por mucha corporación pública que se cree, las cuotas de apenas 100 Registradores civiles y mercantiles no van a poder sufragar el gasto de implantación y funcionamiento del nuevo Registro civil que el propio Ministerio ha cifrado en varios cientos de millones de euros salvo que se esté pensando que estos “sacrificados funcionarios” vayan a recortar plantilla o los sueldos de sus empleados o ya se esté pensando en subir los aranceles del Registro mercantil o se esté planeando el cobro de aranceles del Registro civil por los más variados conceptos para acudir al rescate financiero de estos Registradores. O eso o estamos ante una especie de multimillonarios filántropos que van a donar esos cientos de millones a la sociedad a cambio de más trabajo y más gastos.

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